Existen dos tipos de trans, los
generados naturalmente en el rumen de los animales y los que resultan del
proceso de hidrogenación de los aceites vegetales (maíz, soya, canola, girasol,
maní, algodón) para hacerlos más estables y facilitar su solidificación.
En este artículo, se utilizará el
término “trans” como sinónimo de los isómeros generados en el proceso de
hidrogenación y se describen los efectos de estos sobre la salud. Lo anterior,
tiene como soporte algunas evidencias experimentales que muestran que el
comportamiento de los trans de origen natural, presentes en la grasa de los
lácteos y en algunas carnes, es diferente (de manera positiva) del de los trans
hidrogenados.
Además, cuando se evalúan los
aportes de trans derivados de ambas fuentes, la mayor contribución es la de
margarinas y shortenings , y muy especialmente, de los productos de panadería,
pastelería, golosinas, dulces, chocolates y pasabocas, entre otros, que los
utilizan como materia prima (tabla 1). Esto se muestra en varias encuestas
realizadas en distintas poblaciones a nivel mundial (6, 9, 13).
¿Cuánto se consume a nivel mundial?
En cuanto al consumo de trans, se
ha observado un rango considerablemente amplio de ingesta alrededor del mundo.
Así, entre los países que encabezan la lista como mayores consumidores de
ácidos grasos trans está Canadá, con cerca de 10-16 g/día o el equivalente a un
5% del total de energía diaria y esto se relaciona principalmente, con la
ingesta de productos de pastelería y panadería (9).
En Estados Unidos se presentan
consumos intermedios, alrededor de 6.2 g/ día (equivalente a 2.2% del total de
energía) (7). En el caso de Europa, dos grandes estudios muestran que la
ingesta fluctúa dentro de amplios rangos, como por ejemplo, en Holanda entre
4-10g/persona/día y en España unos 2.5 g /persona/día (15).
En Colombia no existen datos
respecto al tema, sin embargo, este año comenzó un estudio liderado por el
Instituto de Bienestar Familiar que tiene como objetivo, entre otros, ahondar
en el perfil alimentario y nutricional de la población colombiana.
En general, la tendencia mundial
demuestra preocupación y toma de conciencia de los consumidores, industrias y
profesionales de la salud y se ha observado una disminución en el consumo de
trans desde la década de 1980 hasta la actualidad.
Límites de consumo de los ácidos grasos trans
Aunque no existen investigaciones
determinantes en este sentido, algunos autores postulan que se debe limitar el
consumo de ácidos grasos trans a un máximo de 10g por día (Enriquez 2003),
otros, como el Consejo de Nutrición de Dinamarca hablan de 2 g por día (Stender
2004) o un equivalente al 1% del total de energía consumida diariamente
(Institute of Medicine 2002). El límite en el consumo puede variar según el grado
de ejercicio físico de la persona así como con el ingreso paralelo de ácidos
grasos esenciales.
Hu y colaboradores, en el estudio
de las enfermeras en Estados Unidos, concluyeron que un consumo de trans
cercano al 2% de la energía total diaria resulta en un incremento del 93% en el
riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Las recomendaciones de diferentes
organizaciones en Estados Unidos (FDA ) y Europa (Comisión de las comunidades
europeas), establecen que no debe superarse el 1% del total de las calorías
diarias (alrededor de 4 g per cápita por día).
Impacto en la salud
Durante décadas los profesionales
de la salud y algunas asociaciones, emprendieron fuertes campañas contra los
ácidos grasos saturados y apoyaron el consumo de grasas vegetales hidrogenadas,
asumiendo que estos trans derivados de aceites vegetales eran más saludables
que los saturados. No obstante, la evidencia sobre los trans y sus efectos
nocivos sobre la salud, han superado en un margen considerable a las grasas
saturadas (8,14).
¿Cuáles son los efectos de los trans sobre la salud
del ser humano?
a. Perfil lipídico
Se ha visto que los trans
aumentan el colesterol total, el colesterol LDL (o colesterol malo) y además,
disminuyen el colesterol bueno o HDL.
b. Trombos
Los trans parecen fomentar la
síntesis de sustancias llamadas eicosanoides, tales como prostaglandinas y
tromboxanos de las clases que favorecen la formación de trombos. Los trombos
tienen una alta correlación con la enfermedad cardiovascular.
c. Enfermedad cardiovascular
Dado que los trans favorecen el
aumento de los principales factores de riesgo vinculados con enfermedad
cardíaca coronaria, al tiempo que, acrecientan el riesgo de padecerla y éste es
paralelo al incremento en el consumo de los mismos (efecto dosis-dependiente).
Su efecto supera, gramo a gramo, el efecto que se le adjudica grupalmente a los
ácidos grasos saturados.
d. Infarto de miocardio
Algunos datos muestran que el
consumo de trans de larga data, se correlaciona con una mayor incidencia de
infarto de miocardio y cardiopatía isquémica.
e. Resistencia a la insulina, síndrome metabólico y
diabetes mellitus
Se ha observado que los trans
favorecen desórdenes metabólicos tales como una actividad anormal de la hormona
insulina (principal reguladora de varios procesos en el organismo), lo cual se
denomina “resistencia a la insulina” y es la base de diferentes enfermedades
como la diabetes tipo 2.
f. Cáncer
El desarrollo de algunos cánceres
como el de seno, colon y recto se han correlacionado positivamente
g. Depresión de la respuesta inmune
Se ha propuesto que los trans,
especialmente dietas con alto contenido en los mismos, pueden afectar la
inmunidad (defensas).
h. Utilización de ácidos grasos esenciales
En algunos estudios hechos en
animales y en seres humanos se ha visto que los ácidos grasos trans parecen
impedir el uso correcto de los ácidos grasos esenciales y la formación de sus
derivados. Lo anterior, entre otros, obstaculiza la producción del ácido
araquidónico (AA) y del ácido docosahexaenoico (DHE), los cuales son
fundamentales para el crecimiento y desarrollo de los niños, especialmente la
retina (área visual) y el sistema nervioso.
i. Lactancia materna, peso y longitud al nacer
Ciertas investigaciones han
mostrado que recién nacidos de mamás con consumos moderados y altos de trans,
tienen bajo peso al nacer e incluso son de talla pequeña (5).
Además, se ha advertido una gran
correlación entre el contenido de trans en la dieta de la mamá y los niveles de
trans presentes en el cordón umbilical (que comunica al bebé con la mamá) (4).
También, se ha encontrado una relación positiva entre los niveles de consumo en
la mamá, los valores de trans en la leche materna y los niveles de trans en la
sangre del bebé lactante (9).
Lo anteriormente expuesto, es de
gran trascendencia ya que si se considera el punto referido a los ácidos grasos
esenciales (h), la correcta utilización de los mismos es fundamental en el niño
y por ende, los trans podrían interferir en su crecimiento y desarrollo,
conllevando a
desórdenes neurológicos o visuales.
Etiquetado
Como se ha visto a lo largo de
esta separata, hay numerosas razones que justifican la premura de algunas
entidades y organizaciones dedicadas a legislar en el área de la salud (FDA en
Estados Unidos, DNC en Dinamarca, Comisión de las comunidades europeas) que
luchan por la declaración de los ácidos grasos trans en la etiqueta de los
alimentos que los incluyen. Además, es importante que en las etiquetas de
dichos alimentos-fuente de trans, quede constancia de su presencia de manera
independiente de los ácidos grasos saturados, ya que su comportamiento e
implicaciones en la salud son bien diferentes. Del mismo modo, es
imprescindible que la comida rápida sea etiquetada, creando conciencia en los
consumidores de su contenido en grasas trans.
El aceite de palma tiene una gran
estabilidad a temperatura ambiente y en parte, se debe a su contenido de ácidos
grasos saturados (alrededor del 50%) y de antioxidantes naturales. Esto hace
que no requiera la hidrogenación que sí necesitan otros aceites vegetales y por
tanto, carece de ácidos grasos trans. Lo anterior, le confiere gran
versatilidad para su uso industrial, por lo que es importante materia prima de
margarinas, productos de panadería, pastelería y golosinas, entre otras.
Además, por todo lo referido en
este artículo, el aceite de palma se constituye como una opción favorable y
saludable para la industria de alimentos, abriendo las puertas a distintos
alimentos derivados y caracterizándolos por su ausencia de ácidos grasos trans.
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Fuente: Alimentación Sana
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