- Sigue tus instintos y confía en tu cuerpo, ambos son extremadamente sabios. No escuches consejos ni trates de complacer a todo el mundo. Vive y disfruta intensamente tu maternidad.
- La lactancia materna es mucho más que un alimento. Se da a demanda, es decir; cada vez que mamá y bebé lo deseen, por el motivo que fuera e independientemente de cuánto tiempo haya pasado desde la última toma, tanto de día como de noche. Así nos aseguramos de tener suficiente leche. La lactancia materna *no* duele, si sientes dolor contacta con un grupo de apoyo.
- El hábitat de un bebé y/o niño pequeño es el regazo de su madre. Es su lugar, tenerlo en brazos satisface su necesidad de afecto, contacto y le hace sentir seguro y confiado, no le malcría, le “biencría”.
- Los despertares nocturnos son normales y distintos en cada niño. Dormir con tu bebé no sólo es sano y recomendable, sino que ayuda a recuperar las horas de separación diurna, mejora la lactancia y ayuda a que la madre y el bebé no se despierten completamente. Precauciones: No fumar, no estar bajo el efecto de drogas estupefacientes ni alcohol, no padecer de obesidad mórbida, evitar edredones pesados.
- Busca una tribu, un grupo de apoyo a la lactancia, de crianza o de juego. Ayuda mucho compartir con otras madres que viven momentos similares.
- Para moverte cómodamente tanto en casa como fuera, y para poder hacer uso de ambas manos, a la vez que fortaleces el vínculo, satisfaces la necesidad de contacto de tu hijo y le enseñas el mundo desde tu altura, utiliza un portabebés ergonómico. El bebé debe ir sentado, no colgado, con su cara siempre hacia tu cuerpo, tanto delante como en tu espalda.
- Un niño sano sabe mejor que nadie lo que su cuerpo necesita, mejor que cualquier experto o libro sobre el tema. Ofrécele alimentos sanos, sin obligar, forzar, chantajear, distraerle ni presionarlo. Permítele experimentar el placer de tocar, oler, aplastar y saborear los alimentos.
- Tu hijo no llora para manipularte, sino para comunicarte algo, ya sea hambre, sueño, cansancio, incomodidad, o simplemente porque desea estar en tus brazos (ver punto 2). El llanto prolongado no consolado, además de dejar secuelas psicológicas y neurológicas, da a entender a tu hijo que no atenderás su llamado. Sé respetuosa y empática. Imagina que fueras tú el que llora, ¿qué trato te gustaría recibir de alguien que te ama?
- Juega, ríe, salta, baila, canta, toma muchas fotos, llora y sobre todo: crece y disfruta con tu hijo. Suena a cliché, pero cada etapa es muy especial y pasa de prisa. Lo mismo para los momentos duros: son etapas y pasan también.
lunes, 6 de mayo de 2013
9 CONSEJOS PARA MADRES PRIMERIZAS
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario