Si tienes diabetes tipo 2 o te la han diagnosticado
recientemente, esta noticia probablemente te interesa: un estudio reciente ha
encontrado que el ejercicio, por sí solo, podría dar buenos resultados en el
control de la glucosa cuando se realizan sesiones largas de actividad física,
algo que además ayuda a perder grasas y a mantener un peso saludable. Sigue
leyendo y descubre más detalles sobre este hallazgo.
La diabetes tipo 2 se ha convertido en una preocupación a
nivel mundial. Es una enfermedad que se caracteriza por niveles elevados de la
glucosa en la sangre y se asocia con el sedentarismo y la obesidad. Por eso,
además de usar medicinas para tratarla, los médicos recomendamos seguir una
dieta saludable (evitando las golosinas, las harinas refinadas y limitando las
grasas, entre otras cosas), acompañada de una rutina de ejercicios.
Ahora, un grupo de investigadores del Centro Médico de la
Universidad de Leiden, en los Países Bajos, ha detectado que el ejercicio
físico puede ser suficiente para hacer que los niveles de azúcar en la sangre
regresen a la normalidad, en las personas que sufren de diabetes tipo 2, aunque
no hagan ningún otro cambio en el estilo de vida ni en la dieta.
Sin embargo, para lograr resultados efectivos, las
participantes hicieron entre tres y seis horas y media de ejercicios semanales,
en dos sesiones de ejercicio aeróbico y dos sesiones de ejercicio de
resistencia, durante los seis meses que duró el estudio. Al finalizar el
programa de seis meses, todos participaron en una expedición de excursionismo
de doce días.
En detalle, los investigadores holandeses consideraron
los datos de doce pacientes con diabetes, que tenían 46 años de edad en
promedio, a los que les tomaron imágenes por resonancia magnética (IRM), antes
y después de que practicaron seis meses de ejercicio de intensidad moderada.
Al evaluar el estado de salud de los participantes, y
según los resultados que aparecen publicados en el medio especializado
Radiology, los investigadores no notaron cambios en el funcionamiento cardiaco,
aunque sí vieron reducciones significativas en la cantidad de grasa abdominal,
en el hígado y alrededor del corazón, que en todos los casos se asocian con un
menor riesgo de sufrir de enfermedades del corazón.
Al respecto, los investigadores comentaron que, en
respuesta al entrenamiento físico, la segunda capa de grasa que rodea al
corazón (denominada grasa pericárdica) se comportaba de manera similar a la
grasa visceral (que es la que se encuentra entre las vísceras y se comporta de
manera diferente a la que está debajo de la piel, ya que se ha asociado con el
desarrollo de varias enfermedades).
Asimismo, con el entrenamiento también disminuyó la
cantidad de grasa en el hígado, algo especialmente importante en las personas
con diabetes tipo 2, muchas de las cuales tienen sobrepeso o son obesas, ya que
el hígado tiene un rol central en la regulación de la distribución de la grasa
total en el cuerpo.
¿Significa esto que simplemente puedes aumentar la
actividad física y comer lo que quieras?
Definitivamente no. Primero, una
alimentación saludable siempre es importante. Y, antes de hacer cualquier
cambio en tu tratamiento siempre debes consultar con tu médico. Sin embargo,
estos hallazgos agregan evidencias acerca de la importancia del ejercicio físico
para tu salud y, en este caso en particular, para el tratamiento de la diabetes
tipo 2. Por eso, si todavía no lo has hecho, tal vez es un buen momento para
que incluyas una rutina de ejercicio que, junto con hábitos alimenticios sanos,
te ayude a mantener la diabetes bajo control.
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